Constituye el primer eslabón educativo porque se ejerce una acción planificada, sustentada en principios pedagógicos de actualidad  que responden a las características y necesidades de los pequeños.

La estimulación que desarrollan los niños en ésta etapa comprende tres áreas:

Área psicomotriz: Se brinda estimulación para la ejercitación de las adquisiciones motrices propias de las distintas partes del cuerpo favoreciendo de manera más apropiada su motricidad gruesa y fina.  La psicomotricidad, es decir los movimientos que aprende el alumno a realizar y a dominar, ocupa un lugar prioritario dentro de los aprendizajes tempranos, su cuerpo es el principal canal de exploración y conocimiento del mundo que lo rodea.

“El término psicomotricidad refleja la dualidad entre mente y cuerpo e integra aspectos cognitivos, emocionales, simbólicos y sensoriales esenciales para el desarrollo armónico de la personalidad.  La adquisición del control de los diversos grupos musculares posibilita los avances intelectuales y las manifestaciones emocionales”1

Un niño que tenga una gran riqueza de experiencias motrices habrá fijado la base sobre los que se cimentarán los posteriores aprendizajes.

Área cognitiva: A través de diversas formas de interacción los pequeños van familiarizándose con las palabras, la fonética, el ritmo y la tonalidad de la lengua que están aprendiendo, así como la comprensión del significado de las palabras y expresiones.

Área socio-afectiva: Se busca favorecer el logro de la identidad y el de la independencia, estimular  el comportamiento social-personal e iniciar la formación de hábitos.